Más de 17 años de educación en instituciones católicas, pontificias y confesionarias hicieron de mi un ser unidimensional, pensaba y creía que toda mi energía sexual debía encausarse en una sola dirección , heterosexual, monógama, limitada y rutiaría.*
Impulsada por el gusanillo de la curiosidad sembrado por la liberalidad de mi esposo, empecé a descubrir poco a poco los placeres inimaginados que estaban vetados y escondidos de la inocencia sexual en que me encontraba.
Al comienzo conocer la sexualidad fuera de la seguridad de la alcoba nupcial representó para mi todo un reto, entre el placer de lo que creía prohibido y reservado a la intimidad, resulto ser más adictivo que cualquier droga conocida; y así comenzamos a derribar fronteras a experimentar el disfrute de la sexualidad en mil formas, que tal muchos ya conocen, pero mantienen egoístamente guardados. El salto significativo a la tercera dimensión llego como una explosión de los sentidos.
Ya habíamos aprendido a compartir nuestro pasión con otras parejas permitiéndoles vernos y excitándonos al verlos también, solo que en esta ocasión cuando son los sentidos los que mandan; cuando es el deseo el que gobierna, empecé a sentir que habían otras caricias, caricias nuevas de otras manos, bocas que me recorrían, encendiendo placeres nuevos, inesperados, inigualados.
Descubrir que otra mujer me hacia sentir excitaciones desesperadas, abrió para mi una nueva dimensión. Al comienzo, descubrirlo causó en mi todo tipo de sentimientos.
Tenía en mi mente una tormenta de ideas, de sentimientos encontrados. Todos los fantasmas implantados durante tantos años surgieron al tiempo, todos los temores afloraron. Pero por otro lado tan solo recordar esos momentos de placer indescriptible me llevaban a fantasear con volverlos a vivir y en esa batalla entre fantasmas y temores, contra deseos y sentimientos tome la decisión de experimentarlo de nuevo. Solo que esta vez no fue espontáneo, no fue inesperado, fue buscado por el deseo, fue perseguido sin voluntad.
Tras de esa nueva experiencia de nuevo el conflicto, de nuevo los temores, solo que esta vez había sido un acto voluntario, buscado, así que la desventaja estaba para la razón...
Adicionalmente empecé a encontrar coherencia en muchos argumentos racionales, que por ahora no viene al caso analizar.
Solo que ahora me veo con otros ojos, con otra perspectiva, con otra profundidad, sabiendo que soy dueña de mis sentimientos y de mis decisiones, que tengo la libertad de decidir cuando, como y con quien quiero recibir y dar placer y me siento afortunada de haber logrado quitar todos los velos, haber derribado barreras y haber traspasado fronteras, sobre todo de recibir el apoyo incondicional de un ser que me ama e impulsa a encontrar esas nuevas dimensiones.
*Relato Anónimo recibido a mi e-mail
Gracias a la lectora que me envio esto, decidi publicarlo por que es de admirar la forma como decide contarlo, sin mas reparos, ademas es feliz, eso es lo realmetne importante.
Solo me queda decir, que apesar que poca gente se atreve a comentar, creo que lo mejor es tomar la actitud de Mecano, en la canción Mujer Contra Mujer.
No hay Géneros, solo diferentes formas de pensar.